Vidal apostó al corte de boleta, pero fue arrastrada por la derrota de Macri
Ni María Eugenia Vidal pensaba perder por tanto ni Axel Kicillof creía ganar con tanta comodidad. La provincia de Buenos Aires, la denominada «madre de todas las batallas», sorprendió a todos. La gobernadora apostaba a achicar la presumible desventaja a través del corte de boleta, pero el precandidato del Frente de Todos consiguió una diferencia de 17 puntos.
Vidal llegaba al 32,69%, pero Kicillof la superaba con el 49,23%, con el 85% de las urnas escrutadas. En la categoría para presidente dentro del distrito bonaerense, Mauricio Macri se quedaba en el 29,99% mientras que Alberto Fernández alcanzaba el 50,56%.
De esta manera, el corte de boleta que esperaba la gobernadora de Buenos Aires fue insuficiente: si bien sacó casi 3 puntos más que su mentor, el Presidente, la contundencia del Frente de Todos en todas las categorías pudo mucho más.
En la primera sección electoral, por ejemplo, Juntos por el Cambio obtuvo el 32,80% para Gobernador y 29,79% para Presidente. En el Frente de Todos también hubo corte de boleta: 48,98% y 50,50% respectivamente.
En la tercera sección electoral, esa diferencia en el oficialismo fue de 25,42% para Vidal y 23,37% para Macri; y 56,67% para Kicillof y 58,04% para Fernández.
En La Matanza, clave en todas las elecciones para el peronismo, la diferencia fue aún mayor: la gobernadora solo consiguió el 21,14% frente al 61,37% del exministro de Economía. Y el Presidente aún menor: 19,34% contra 62,71% del exjefe de Gabinete.
En la provincia de Buenos Aires, a diferencia de la Nación, las generales del domingo 27 de octubre decidirán al próximo gobernador. Allí no hay segunda vuelta. Ganará quien obtenga un voto más que el resto. Tal vez la última esperanza de Vidal sea rememorar el 2015: en agosto obtuvo el 29% y en octubre ganó con el 39% porque Aníbal Fernández y Julián Domínguez totalizaron 40% en las PASO, pero en las generales solo retuvo el 35%.
El Gobierno reconoció rápidamente la derrota. Desde Costa Salguero, Macri aseguró: «Hemos tenido una mala elección. Eso nos obliga a redoblar los esfuerzos para que en octubre tengamos el apoyo necesario para continuar con el cambio». Luego subió la otra referente de Juntos por el Cambio, Elisa Carrió, que intentó minimizar el impacto político. La diputada luego sugirió que Vidal volvería al escenario, pero la gobernadora bonaerense prefirió guardar silencio.
En el búnker del Frente de Todos, en cambio, todos quisieron hablar: Máximo Kirchner, que aclaró que le pidió al Gobierno no alentar un «River contra Boca» hacia octubre, Kicillof, que «prometió poner en marcha la provincia» si gana las generales», y, por supuesto, Fernández, que chicaneó a Macri al decir: «La Argentina se dio cuenta que el cambio éramos nosotros».